Consuegra


No todo va a ser Moscú, Tierra Santa o Sudamérica. Recientemente he hecho varias excursiones cerquita de Toledo. A ver si tengo tiempo para ir contándolas. Empiezo por Consuegra.
Consuegra es La Mancha; es molinos, es castillo, es historia.
Desde su privilegiado cerro Calderico, hay una vista inmejorable de la tierra del Quijote, de olivos y vides, que en ocasiones te entra hasta por la nariz.
El pueblo es famoso por su imejorable vista quijotesca, sus gigantes o molines, según las apreciaciones.
Pero también lo es por su magnífico castillo medieval, posiblemente levantado por Almanzor. Lo están recuperando y es visitable. Y de hecho, es muy recomendable.
Sobre todo, hay que visitar el pueblo y su castillo durante las jornadas Consuegra Medieval, que conmemora a mediados de agosto desde 1997 la batalla en la que murió Diego Rodríguez, hijo del Cid, novecientos años antes.
Hay un mercadillo medieval, la recreación de la batalla en el mismo castillo y toda clase de actividades en un pueblo engalanado y transportado al medievo de nuevo.

Os dejo con un vídeo musical de Mägo de Oz, de su canción Molinos de Viento, del disco La Leyenda de la Mancha (de cuando eran buenos y todavía no eran famosos). Se gravó en Consuegra. No hagas mucho caso a ese solo en los viñedos. Aunque para mí, lo peor es cómo toca Txus, que ni hacer play back sabe...
Por cierto, hasta yo que soy de madera, me hubiera ido con esa Dulcinea de Consuegra. Pero digo que no era incompatible con llevarse el libro de la sabiduría ¿no?
Saludos viajeros...

Moscú


Decir que mi paso por Moscú ha sido bien rápido. Estos rusos, ya sabéis, les da por lanzar cosas al espacio, y mi amigo Carlos les ha hecho la programación informática. Yo fui de asesor, jjjjj.
Bueno, pues como estuvimos currando, apenas nos dio tiempo a hacer turismo, y cuando lo  hicimos, hacía tanto frío que mi amigo no se atrevió a sacarme con sus manos heladas del bolsillo.
Sí nos dio tiempo a ver ese magnífico monumento a los Conquistadores del Espacio. Es una escultura de cien metros de titanio, que simula el lanzamiento de un cohete. Debajo, está el museo del Espacio.
Poco más os puedo decir de Moscú. Que hace frío, mucho frío. No, más que mucho frío.
A, sí, recomendaros la comida, las chicas y la cerveza. A mí me moló esta con la que salgo en la foto con un nombre impronunciable para mi lengua de madera.
En fin, que me voy a Cuba. Los rusos me han dado un tubito verde que no sé muy bien lo que es, para que se lo dé a un tal Raúl...
Ya os contaré
Y espero que Carlos me traiga de nuevo a Moscú cuando vuelva a seguir trasteando.

Mi amiga Ana se va a Tailandia

Esta vez no hablaré de mí, sino de una buena amiga, una chica maravillosa, de la que ya no me debería sorprender nada. Y es que mi amiga Ana ha ganado un sorteo y se ha ido un mes a Tailandia, desde donde está escribiendo un blog para El Mundo.
Yo que vosotros me pasaba por él, porque es muy interensante, y te explica muchas cosas del país... desde el particular punto de vista de Ana. No os lo perdáis.
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El Ejido

 
Sé que la tiita Mery me quiere. Quizás por eso, aunque me haya roto una oreja (lo podéis leer en Tallín) o diga que soy un muñecajo, siempre me está invitando a sitios como El Ejido, Sevilla, Cabo de Gata o Jerez.
Hoy me voy a referir a El Ejido, ese mar de plástico que se puede ver desde el espacio, la ciudad con mayor renta per cápita de España, pero al mismo tiempo con tantas diferencias...
Decir que El Ejido también tiene mar. Se trata de Amerimar, un lugar además casi sin turismo, al que si vas en invierno podrás bañarte casi sólo en calas escondidas. Ojo también, si vas a vivir allí en invierno, espero que no tengas miedo con el viento.
Nosotros tuvimos la base de operaciones en El Ejido y nos movimos mucho por los alrededores. Del pueblo en sí nos gustó mucho su plaza, tan andaluza, llena de palmeras y agua.
Además, contrasta lo baratas que están las tiendas para el dinero que hay en el pueblo.
Eso sí, yo no os recomiendo salir por la noche en El Ejido, sobre todo si sois chicas y vais solas.

Canturias

-¡FIESTAAAAAA!
Una y otra vez repetía el grito un chaval, que conocí el otro día en Canturias. El tío sabe disfrutar de la vida. Os lo explico:
El Hotel Finca Canturias es un lugar especial, con un entorno natural espectacular, en el que es fácil desconectar de los problemas del día a día. Está situado en el municipio de Belvís de la Jara, entre las localidades de Alcaudete de la Jara y Calera y Chozas, en el kilómetro 12 de la carretera comarcal CM-4160. Desde Talavera de la Reina, por la N-502, se tarda en llegar unos quince minutos (a 20 kilómetros), mientras que, desplazándonos desde Toledo, podemos usar la Nacional V y llegar en algo menos de hora y media (a 110 kilómetros.).
Que conste que yo acudí allí en busca del espectacular enclave natural, (en el que se aprovecha el ensanche de las aguas del río Tajo, su afluente el Gévalo y del pantano de Azután; para disfrutar del silencio y tranquilidad que no tenemos en las grandes ciudades. El recorrido para llegar es precioso, llamando la atención el paso por la Vía Verde de la Jara o la zona arqueológica llamada ‘Ciudad de Vascos’. A pesar de la correcta señalización, a veces da la impresión de que nos hemos perdido, menos mal que papi Luismi conocía bien la zona.
El Hotel utiliza la estética de las casas rurales típicas pero con unas dimensiones considerables. El recibidor ya nos da una idea de qué nos vamos a encontrar en el resto de las estancias. Está decorado con herramientas rústicas, útiles de labranza y similares, abundando la piedra y la madera como material. Tiene cuatro estrellas y posee doce habitaciones. Yo me hospedé en la ‘suite presidencial’, la más lujosa, que dispone de chimenea, cama de agua, hidromasaje, jacuzzi, incluso patio y terraza privados. Es la habitación elegida por famosos y gente pudiente que se acerca por aquí. Pero yo tampoco desdeñaría las ocho dobles y tres “’suite-junior’.
Pues yo estaba disfrutando de la cafetería, también con chimenea, y de las diversas salas de estar con todas las comodidades para pasar un rato agradable, cuando conocí a mi juerguista amigo.
Fue él el que me convenció de que lo más impresionante son las vistas. Sobre todo, me encanta la terraza principal situada al lado del hall, que nos ofrece un excelente observatorio del bello paisaje de la zona, encabezado por el Tajo y el Gévalo.
En Canturias tuve tiempo de disfrutar de una piscina rodeada de un espacio ajardinado, con el río justo detrás. Cuando uno se baña, o flota, como en mi caso, da la sensación de estar metido en esta histórica corriente, y no dentro de los cuatro muros.
Pero la Finca no es solo el Hotel, ya que consta de más de cuatrocientas hectáreas en las que se puede disfrutar de múltiples actividades. Yo intenté subir a la bicicleta de montaña, pero como no tenían cesta para ir a lo ET, no me dejaron. Sí hicieron mis cortas patitas algo de senderismo. Jugué al paintball y al pádel. Los mayores participaron en ojeos para caza menor y pesca. Mientras tanto, yo intenté hacer carreras con mi amigo el de la fiesta de vehículos 4x4, como quads y boggies (y si no, nos enfadamos, jejeje) en un circuito cerrado homologado de carreras para rallyes. Lástima que ya no se puedan realizar actividades en el río como surf y motos acuáticas, o tiro con arco, pero aun así hay entretenimientos suficientes para no aburrirse.
También existe otra zona dedicada a los caballos, donde pueden montar tanto adultos como niños, pudiendo elegir entre una variedad de preciosos ejemplares. Yo propuse que llevaran caballitos de mar, para que también pudiéramos montar las marionetas.
Como podéis suponer, el coste de la estancia en semejante paraíso no está al alcance de todos, siendo bastante alto, pero se pueden aprovechar las ofertas de algunos fines de semana y puentes, eligiendo paquetes de actividades más habitación que suelen salir bastante económicos. También se celebran muchas bodas en la carpa existente al lado del restaurante. Quizá en unos años, si encuentro una duende de buena madera como yo, ¿quién sabe?

Por cierto, una última recomendación: el restaurante de Canturias tiene unas cristaleras con vistas al jardín y al río que hacen de cada comida un momento especial. Se pueden degustar platos típicos de la tierra, destacando la caza, el ciervo, el jabalí, suculentos corderos, cochinillos y estupendo pescado y marisco fresco traído en servicio directo desde Galicia.


Más información: http://www.canturias.com/ y http://www.hotelcanturias.tv/

A la playa de Levante III: Calpe

No sé, a ver cómo lo digo sin que parezca que tenga nada contra Calpe. Será que a mi dorada tez de madera no le gusta sólo la playa -y odio la sobreexplotación del litoral-, o que mis cortas patas no dieron para subir al peñón de Ifach, que es lo que yo quería. Quizás la culpa la tenga la visita en la víspera a Altea. Pero Calpe no me moló demasiado.
Vale, sí, mucha playa, más o menos limpia, espacio para pasear sobre la arena al atardecer... Pero no me gustó demasiado el trato en el restaurante, y tuvimos que andar y andar para encontrar un cajero...
El pueblo, dicen, tiene monumentos. Pero seamos realistas, es famoso por la playa. Y también por el peñón, parque natural que me quedé con ganas de visitar. Quizás de haber sido así, esta entrada hubiera sido bien distinta.