A la playa de Levante I: Munera

A veces, ¿sabes? tengo un poco de complejo de Cela: me gusta tanto disfrutar del viaje como del destino, ir parando en cada localidad que me llame la atención, aunque no haya oído de ella; hablar con sus gentes; tomar una caña, a ver qué tapa me ponen...
Lo malo es que en ocasiones mis compañeros de viaje, más ansiosos por llegar, no comparten mi tranquilidad.
Al menos en nuestro viaje a las playas de Levante, me dejaron parar un momento a estirar mis patas de cuerda en Munera, en la provincia de Albacete. A los habitantes de Munera les sorprende ver a un foráneo con el coche por el pueblo. Tienen un par de bares interesantes donde tapear. Es de esos pueblos en los que la gente habla a voces por la calle, y donde todavía se conserva una casa que dice ser la sede de Alianza Popular.
Munera es tierra de viñas y olivos, de pequeñas ondulaciones bañadas por los ríos Ojuelo y Córcoles. Además, sus habitantes presumen de que en esta villa del Campo de Montiel pudo don Quijote vivir la aventura de Maese Pedro, o bien ser la sede de las Bodas de Camacho. Aunque en realidad no estarían de acuerdo respecto a lo primero sus vecinos de todos los municipios de la zona, y los de El Bonillo y Lezuza respecto a las bodas. Y como tierra del Quijote que es Munera, no te pierdas sus molinos
¿Qué ver en Munera? Pues tiene una iglesia de porte imponente y bonitas ruinas de un castillo. Porque la fortaleza pagó la furia de Isabel la Católica, que la mandó destruir por las ofensas del Marqués de Villena.
Por cierto, si vas a Munera la noche de San Juan, ten cuidado con La Encantá, una señora que a mí me da mucho miedo, y se asoma esa noche entre los muros del castillo. Yo paso de ir a las representaciones teatrales y demás que hacen entonces.