La Vieja Castilla II: El Burgo de Osma

Tenía esta entrada preparada desde hace siglos. De hecho, pensaba que ya estaba publicada. Pero este finde se lo he querido pasar a unos amigos y me di cuenta de que no. Ahí va.
Aparcamos en la feria, al otro lado del río Ucero. Estamos muy cerca de la catedral, buen sitio.
Llamadme freaky, pero hace poco tuvimos de cañas una discusión sobre si lo de El Burgo era Catedral o Concatedral. Bueno, más freaky serás tú que lees recomendaciones de viaje de una marioneta :p Resulta que es Catedral, sí, y uno de los monumentos más importantes de toda la provincia de Soria.
Se trata de una mezcla de estilos, rematada con una torre de 72 metros de altura.
Varias fotos en el todo entorno y a buscar un lugar donde comer algo más de lo que ya tomamos en Majaelrayo.
En El Burgo de Osma son famosos sus bares entre los soportales de la calle Mayor. Sin embargo, eran las cinco, y estaban ya todos cerrados. Al llegar a la plaza Mayor, nos sentamos en la terraza de la cafetería más cutre del mundo, con un maloliente camarero con los dientes amarillos. Dos cañas, dos tortillas, un torrezno más luego un café. Se paga en el acto y la cuenta es un papel amarillo con el precio a mano.
Frente al Ayuntamiento, en un antiguo convento, visitamos la oficina de turismo en la antigua iglesia, y su claustro.
Seguimos la visita hacia otro antiguo convento convertido en hotel termal. La cafetería es preciosa y nos da pena no haber tido allí. Tomamos nota para algún otro día, porque nos encanta.
El Burgo de Osma es un pueblo muy pueblo, que tiene la suerte de haber conservado preciosos monumentos. Si no, podía ser algo así como Valdepeñas. Habrá que conocerlo de tapeo, que no nos dio tiempo.
Visitamos alguna tienda de recuerdos, y nos da pena no poder comprar más, porque tendremos que dejar las cosas en el coche durante el Camino de Santiago.
Hacemos tentativa de entrar en la catedral, pero nos damos la vuelta. Compramos más recuerdos y a Calatañazor.










Nuestra tapa de tortilla con torrezno, dos cañas y un café.


Taj Mahal, India


Tranquilo todo el mundo, que he aparecido.
Es cierto, me perdí, pero gracias a lo buena que es la gente, me reencontraron. Ya os contaré la aventura con todo lujo de detalles.
Antes, os dejo unas fotillos por aquí.
Hacía tiempo que quería contaros mis aventuras en la India, con Cris y Alberto.
Empiezo mostrandoos algunas de mis fotos en el Taj Majal.



Ya sabéis, uno de los lugares más bonitos del mundo.


Os diré que es un monumento funerario construido entre 1631 y 1654 en la ciudad de Agra, estado de Uttar Pradesh (India), a orillas del río Yamuna, por el emperador musulmán Shah Jahan de la dinastía mogol. El imponente conjunto de edificios se erigió en honor de su esposa favorita, Arjumand Banu Begum —más conocida como Mumtaz Mahal— que murió en el parto de su decimocuarta hija. Se estima que su construcción necesitó el esfuerzo de unos 20 000 obreros bajo dirección de un conjunto de arquitectos liderados por el arquitecto de la corte, Ustad Ahmad Lahori.


Yo lo vi de cerca y de lejos, por dentro y por fuera.


El Taj Mahal es considerado el más bello ejemplo de palacio, estilo que combina elementos de las arquitecturas islámica, persa,​ india e incluso turca.​ Este monumento ha logrado especial notoriedad por el carácter romántico de su inspiración. Aunque el mausoleo cubierto por la cúpula de mármol blanco es la parte más conocida, el Taj Mahal es un conjunto amurallado de edificios que ocupa 17 hectáreas y que también incluye una gran mezquita, una casa de invitados y jardines.


Además, pude hacer amigos.


Nada como descansar después de un duro día de turismo, jejeje.

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Pumuky Cervecero


Que sí, que no os preocupéis, que sigo viajando. Acabo de llegar de un recorrido por Daimiel, las Tablas, la Motilla de Azuer y Almagro. Pero también os quiero acercar a mi pasión por la cerveza. El otro día me invitaron a tomar algo en el Club Cervecero de Toledo, y aquí os cuento mis experiencias, allí en la Monster Beer toledana.
Big Juicy Dank (MANTRA), de Franklin, Tennessee. 6,2º, 55 IBU. Comenzamos por una rica IPA. A mí personalmente, me dejó muy buen sabor de boca, aunque le faltaba olor. Me encantó su color a oro líquido, como de fruta. Allí decían los compañeros, sobre todo el presi, Guerrita, que el aroma era dulzón a malta, oxido y cartón. ¡Cómo se nota que mi nariz es de madera y no huele mucho!. Sabía algo a naranja, frutos cítricos escarchados. El amargor era suave y el cuerpo medio-bajo. Finalmente, sabía a melocotón y albaricoque. Luismi por su parte me preguntó que si notaba el melón.
Cosmic Chaos (8 WIRED), de Warkworth Nueva Zelanda. 7,5º. ¿A esto le llaman cerveza? Recordadme que nunca, jamás, en la vida, tome otra Sour Black IPA. ¡Es como vinagre puro! Hay a quien le gustó, pero para mí, lo mejor fue la chapa. Muy ácido, poco cuerpo...
De color oscuro y olor... torrefacto por decir algo. El sabor, sólo a Black, nada de IPA.
Moo Lah (TUATARA), de Paraparaumu, Nueva Zelanda. 7,4º. ¡Qué botella más bonita! La chapa, preciosa, era el ojo de un dragón. Y la botella, el cuerpo del mismo. Debajo os dejo una foto demostrando quehe montado en dragón. La Moo Lah de Tuatara mooolah de verdad. Es una Chocolat Milk Stout, también de Nueva Zelanda, y bromeamos diciendo que seguro que la anterior la habían regalado con esta. Era una cerveza con sabor a leche (tenia lactosa) y a chocolate, mucho a chocolate. Era muy negra, con sabor a chocolate negro y una vez se calentaba, algo a café. El presi decía que tenía aroma a whiski y también dulzona.

Big bad baptist (EPIC BREWING), de Saltlake City, USA. 11,9º. Me hizo gracia ver que el gran baptista malo era de Saltlake City. ¡Vaya cervezón! Si la anterior me había gustado, esta Imperial Stout me gustó todavía más. Para empezar, la etiqueta es preciosa y la chapa también bonita. Pero una vez la echas en la copa y la hueles, ya sabe que te va a gustar. Es chocolate puro, más chocolate todavía que la anterior. ¡Lástima que no nos hubieran traído esos dulces de otras veces para acompañar!
Algunos compañeros le sacaron toques a coco y un torrefacto muy acentuado. Me dijo el presi que era una Stour con granos de cacao, café y añejada en barrica de whisky. De ahí su olor dulzón, a whisky, frutos negros e incluso, a leche. Saber, sabía a chocolate negro, con toques de leche y frutos negros.
Y ojo, a pesar de tener casi doce grados, no se notaba. Yo me quedo con esta en la cata.
Midsummer Melanchaly (LORI BREWING), de Tallín, Estonia. 11º. ¡Cuántos recuerdos Tallín! Sólo por eso, esta cerveza 'tallarina' lo tenía todo ganado. Me encantó su chapa, en la que decía que era una cerveza seria para gente no tan seria. La etiqueta, también bonita. La lástima es que, después de todo lo anterior, mi lengua, siempre al aire, no estaba preparada para más, y no la saboreé muy bien. Decir que se trata de una Baltic Porter, al parecer, típica, muy rica. Luismi me dijo al oído que le sabía a café Kenia, bourbon, vainilla y malta ahumada. ¡Qué lástima! Y el presi me habló de aroma espectacular a vainilla, algo de frutos secos y notas de chocolate, y sabor a natillas. En fin, habrá que volver a Tallín a probarla, ¿quién se viene?


En definitiva, una gran noche en la que he probado cuatro, sí, cuatro, buenísimas cervezas, he domado un dragón en compañía de un baptista malo y he estado un buen rato con un grupo de gente genial, como es el Club Cervecero de Toledo.

Tras los pasos de la Celestina I: Barcience

Hace unas semanas, nos pasamos por La Puebla de Montalbán, que es un pueblo que tiene mucho que ver, pero por el que nunca me había pasado. Pero antes, desde Torrijos, donde hicimos una parada previa en el precioso castillo de Barcience, con su enorme león rampante en la torre del homenaje, y atravesamos campos totalmente verdes, una estampa preciosa.
El castillo está muy bien indicado. En realidad, no tiene pérdida, porque Barcience es muy pequeñito. Pasas el cementerio, donde tienen que dejar el coche y en lo alto de un monte, allí lo encuentras. Desde luego, que estaba bien protegido. Aunque no existe documentación que implique a este castillo en ninguna acción bélica, por lo que ha sido utilizado principalmente y a lo largo de los siglos como mansión señorial.
Decir que Barcience fue una zona fortificada y desde los siglos XI (cuando es reconquistado) y XII. En el, XIII pasó a manos de la Orden de Santiago. Después, su Gran Maestre, don Enrique IV de Castilla, se la cedió al adelantado don Alfonso Tenorio, cabeza de la familia de los Silva, condes de Cifuentes desde 1454.
Estos elevaron el castillo en el siglo XV. Su construcción la comenzó Juan de Silva y su nieto fue quien la concluyó. En el siglo XVI fue provisto de artillería y guarnición.
De los Silva paso a las casas ducales del Infantado, de Osuna y de Pastrana. Los duques de Pastrana donaron el castillo de Barcience al papa León XIII, quien lo vendió posteriormente a un particular, junto con el término y el pueblo.
El particular en cuestión era Cirilo Calderón, hombre de negocios que junto con la enorme finca de Barcience en la que se incluía el castillo de Barcience adquirió el palacio de Barcience a la familia vizcaina de los Taramona y consiguió con su elocuencia y buena visión para los negocios hacer de Barcience y concretamente de sus fincas un auténtico emporio en lo que a explotación agropecuaria se refiere. Hoy todo está en manos de sus herederos, que, no obstante, permiten la vista al castillo de forma libre. 
Evidentemente, lo que más llama la atención es el enorme león rampante de su fachada. A mí me sorprende por tres cosas: por su tamaño, su estado de conservación, y porque extramañamente ahí se mantiene, sin que ningún millonario loco le haya dado por llevárselo. Es el emblema heráldico de los Silva, condes de Cifuentes, la familia que, recordamos, construyó la fortaleza allá por el siglo XV.
El castillo de Barcience es de planta casi cuadrada. Destaca esta torre del homenaje, también de forma cuadrada, donde está el león.
En los ángulos de la parte posterior hay dos torres cilíndricas. En la parte anterior queda a un lado la torre del homenaje y al otro una torre rectangular de mayores dimensiones.
El interior del castillo está totalmente destruido, aunque hay pruebas de la existencia de dos plantas y los adarves que recorren las murallas de una a otra torre. Está lleno de maleza, los muros se mantienen bastante firmes, de momento.


Quizás no sería demasiado complicado iniciar una restauración, habida cuenta del estado de los muros. Aunque, eso sí, si se demorara mucho, ya hay algunas piedras que amenazan por caer y con ellas llevarse todo el hueco de la ventana.

El castillo debió de tener foso y una barrera, de la cual solo quedan dos cubos que protegían la puerta de entrada al recinto. El recinto o antemuro que lo protegía está destrozado. 
Decir que la fortaleza se encuentra bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. 
En definitiva, una bonita caminata para despertarnos, de camino a La Puebla, con unas bonitas y verdes vistas al horizonte.


Machu Picchu

Pues sí, yo también de viaje, aquí, en Perú, en el Machu Picchu.
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La Vieja Castilla I: Embalse de Riofrío

¿Os acordáis? Veníamos desde los pueblos de la Arquitectura Negra de Guadalajara, y el GPS nos perdió. Eso sí, nos metió por una de las carreteras más bonitas jamás soñada. Tras comer en Majaelrayo, y ya con la indicación buena, volvemos al camino, hacia Castilla y León.
Es curioso, íbamos por una preciosa carretera de monte, y de pronto, una señal de mirador, y vemos casi un precipicio: desde arriba de la montaña, vemos una bonita bajada, toda la llanura castellana de fondo y en primer plano, un robledal con una laguna azul en medio. Como la carretera nos lleva hasta allí, no podemos evitar parar. Es el Embalse de Riofrío.
Decir que la carretera por el robledal es otra auténtica pasada. Paramos a hacernos alguna fotillo en el pantano, antes de continuar a Riaza. En la zona, hemos leído, hay sendas increíbles. Habrá que volver.

Centroeuropa III: Willmering-Cham

Willmering es un pueblo pequeñín en el que estuvimos de WWOOF (World-Wide Opportunities on Organic Farms es una red de organizaciones nacionales que facilitan el trabajo de voluntariado en granjas ecológicas de todo el mundo). Fueron cinco días en los que Ana y Marcel estuvieron en una finca ecológica ayudando en varias tareas como arrancar tomateras del huerto (estábamos a octubre ya con primeros fríos), dar de comer a los caballos y sacarlos a pastar, así como limpiar sus excrementos llenando capazos con ellos para trasladarlos a otro sitio para ser compostados… También ayudamos a los granjeros a medir perímetros del huerto. Allí hicimos algunos agradables paseos por el bosque donde aprendimos a distinguir una picea de un abeto (se ve que el abeto tiene hojas planas mientras que la picea las tiene cilíndricas y “llenas” nunca te vas a dormir sin aprender algo nuevo). En la granja también conocimos a una persona maravillosa, la abuela María (o Oma Maria, como nosotros nos referíamos a ella) una anciana con un admirable nivel de inglés y a quien le encantaba hablar con nosotros sobre setas, fases lunares y gente de la República Checa, país situado a pocos kilómetros de allí, tema que a Marcel siempre le gusta, pues él es checo por parte de padre.
Tengo más fotos en las que sale un pueblo más grande (mercado, castillo rojo…) son de Cham que es el pueblo grande que hay más cercano a Willmering, y donde van los granjeros a comprar en su mercado. A ver si las consigo.

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